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Cuando uno quiere empezar un proyecto, la familia y los amigos son los primeros en invertir y sumarse a la aventura. A veces también participan inversores un poco locos que, aunque no tienen relación directa con el promotor, quieren prestarle su dinero para empezar. Este modelo, que suele ser muy habitual, se conoce como las 3 F de la financiación.

¿Quieres saber cómo funciona y algunos consejos para llevarlo a cabo? 

¿En qué consisten las 3 F de la financiación?

Las tres efes, 3F ó FFF corresponden a las siglas inglesas de “Family, Friends & Fools” (Familia, Amigos y Locos)

Hacen referencia a aquellos inversores que participan en la fase más temprana de un proyecto y, por tanto, la que conlleva un mayor riesgo.

Y suelen financiar los primeros gastos de análisis de viabilidad y estudios de validación de la idea.

 

¿Cuál es la proporción ideal entre las 3 F?

No hay una proporción ideal entre las FFF. Al promotor le es indiferente en qué proporción le llega la financiación de familiares, amigos o locos.

Dicho lo cual, sí es cierto que al tratarse de una inversión muy emocional basada en el conocimiento y confianza del promotor, los porcentajes de participación suelen distribuirse en mayor medida entre la familia, seguidos por los amigos y, finalmente por los locos.

 

¿Es un método habitual de financiación?

Es el método habitual de financiación por excelencia para los proyectos en sus etapa más tempranas.

Después del propio promotor, su entorno más cercano y que más “le quieren” son los que están dispuestos a ayudarle a cumplir su sueño.

Estos inversores no están pensando en el retorno que van a obtener de su inversión, sino que están ayudando a cumplir el sueño de su hijo, de su hermano, de su cuñado, de su amigo, de su compañero de trabajo, de su pareja deportiva,…

 

¿Qué ventajas y qué desventajas ofrece este modelo?

La principal ventaja sería la rapidez en la que el dinero está en manos del promotor. No es necesaria una “due diligence” previa, los trámites son sencillos y rápidos, sin necesidad de pasar ante notario,… al fin y al cabo estamos tratando con personas que conocemos y que tenemos una relación de confianza.

Entre las desventajas, destacaría que, normalmente, sólo se puede utilizar en una ocasión. Un promotor con varios proyectos no es normal que recurra a las mismas personas para solicitar su inversión. Es un cartucho que hay que pensar bien cuándo utilizar.

 

¿En qué se diferencia del crowdfunding?

No tiene nada que ver con el crowdfunding. Las diferencias son básicamente dos:

  1. El número de inversores: En las FFF es mucho más reducido, limitándose al entorno cercano del promotor. En el crowdfunding el abanico se abre mucho más, prácticamente a cualquier persona que desee participar en el proyecto.
  2. El ticket promedio de la inversión: En las FFF el ticket promedio suele estar entre los 500 y 1.000 euros, mientras que en el caso del crowdfunding es significativamente inferior, siendo habitual poder adquirir tickets por ejemplo de 50 euros.

 

¿Ha utilizado Akaven el método de las 3 F?

Sí, por supuesto. Tras una primera aportación realizada por los promotores de la idea que ascendió a 6.000 euros, realizamos una campaña de 3FFF en la que los que “nos quieren” nos aportaron 15.500 euros más.

Este dinero nos ayudó a generar las primeras validaciones del modelo de negocio en el mercado y las primeras acciones de marketing para darnos a conocer entre Ideotas y AkaExperts.

Para que os podáis hacer una idea de la proporción por la que nos preguntáis antes estos 25.000 se distribuyeron como sigue:

En cuanto a la modalidad que elegimos para canalizar la financiación fue la del préstamo participativo a 10 años, con los 3 primeros años de carencia. Los intereses los ligamos a los beneficios obtenidos por la empresa, de forma que así hicimos partícipes a las FFF de la marcha de la empresa. Si los resultados son positivos los intereses devengados serán más interesantes que los tipos de mercado; y si los resultados son negativos, al final del período del préstamo recuperarán sólo el capital invertido.

 

¿Algún consejo a la hora de ponerlo en práctica?

 

No somos de dar consejos, vaya a ser que se nos aplicase el sabio refrán español de “consejos vendo y para mi no tengo”. Sin embargo, nos parece oportuno dejar para vuestra valoración algunas consideraciones:

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